Una historia real
Cuando me pidió un encendedor, sin apenas pedir permiso y mucho menos desearme las buenas tardes, me quedé observándola, tratando de descifrar su edad sin atreverme a pensar siquiera que se trataba de una chica de unos diecisiete años. Traté de llegar a ella con una sonrisa que más parecía una mueca de dolor – […] Leer más