En octubre de 1958, la ciudad de Palma Soriano cayó en manos de las tropas rebeldes comandadas por Fidel Castro, quien la declaró ese día la primera capital de la Revolución. Hoy, tal vez sea quien más opositores cuente contra al régimen comunista.
Conversamos con Denia Fernández Rey, representante del grupo opositor Hermanas de Blanco en la provincia de Santiago de Cuba, quien lleva una compilación de los actos represivos a residentes en esa ciudad y nos revela los casos más recientes:
“A un colaborador de nuestra organización, Alexander Carrión Licea, de 58 años, lo acusaron de un delito de receptación por el simple hecho de comprar una lona el pasado mes de julio. El objetivo era hacerse un techo y guarecerse de la lluvia junto a su familia, pues su reparto fue uno de los sitios más afectados por el huracán Sandy, visitante poco bienvenido hace ya varios años. Hasta la fecha el gobierno no le ha dado solución a su caso. Cada vez que sitúan los materiales no alcanza a poner ni una teja de zinc debido a su condición de opositor. Al día siguiente de comprar la lona fue citado a la policía y multado. Al negarse a firmar la declaración lo acusaron de desacato y ahora debe presentarse a juicio, en breve, donde de seguro le irá muy mal.”
Cuenta Denia que a su casa llegan muchas denuncias, pero no solamente de miembros de grupos de oposición.
“Muchos ciudadanos acuden a nosotros para hacer públicas las injusticias que sufren. Hace poco, varios discapacitados que laboran en un taller de la Empresa de Industrias Locales vinieron a denunciar que les debían 2 meses de salario. Tienen un sindicato de más de 120 personas con problemas de visión y audición. Investigamos el problema y el banco nos dijo que la empresa no contaba con presupuesto para respaldar los cheques que emitían. Hicimos una carta de reclamación y la enviamos a la empresa. Fue ahí cuando la policía política se hizo cargo del caso, amenazando que hasta los sordos y los ciegos irían presos con nosotros, si seguíamos interfiriendo en el asunto.”
Denia es activista pro democrática desde el 2010 y en Palma Soriano es conocida como una gran defensora de los Derechos Humanos, por eso, cuando un ciudadano se ve acorralado por el sistema, la ve como un, sino el último, recurso de salvación.
“Aunque a veces no lo conseguimos, sí es nuestro deber hacer pública la denuncia, y que en Cuba y en el mundo se conozca. Ayer vino a mi casa una anciana, Leydis Lupe Isaac Vega. Se había presentado en la empresa eléctrica a plantear una queja por un error en la lectura de su medidor. En el recibo del mes le había llegado una enorme cuenta a pagar y ella es una pobre mujer que apenas tiene electrodomésticos. Nadie de la empresa fue a revisar la causa de tal absurdo. Cuando no pagó le cortaron la corriente. Tiene un hijo enfermo que necesita cuidados especiales y por sus medios restituyó la corriente en su vivienda. Al otro día llegó el patrullero 671, famoso por prestarse para perpetrar los actos represivos en Palma Soriano y la trasladó para la estación, donde la esperaba el oficial de la Seguridad del Estado conocido como Miguelito 1500, que le impuso una multa de 1500 pesos por un supuesto delito de alteración del orden.”
Aunque Denia Fernández y sus Hermanas de Blanco son constantemente reprimidas por la policía política, dice que prefiere resaltar la represión contra los ciudadanos comunes que las que ejecutan contra su grupo.
“Esas son justamente las violaciones a los Derechos Humanos que nadie conoce y que se pierden en el anonimato y en el olvido. Por mi parte, las considero más importantes que las que ejecutan contra nuestro grupo, por eso es tan importante resaltarlas. Cuando un minusválido, una mujer embarazada o un anciano nos llegan con una queja, nos movilizamos y concentramos todos nuestros esfuerzos en darle la atención y la ayuda que estén a nuestro alcance. Sólo a veces obtenemos resultados con solo denunciarlas. Lo que sí, tomamos como propios los problemas del resto, puesto que es la única manera de lo lograr algo.”
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