Una ciudadana deambula por las calles de la capital con un cartel y reclama su vivienda. Se trata de Miriam Castañedo Morales, quien denuncia desde hace años que la Dirección Municipal de la Vivienda le quitó su casa cuando ella estaba en prisión.
“Vivía sola, en una casa de tres cuartos en la Habana Vieja -explica Miriam-, siempre fui una mujer independiente, no pertenecí nunca a los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), ni a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Salía y entraba a mi casa a la hora que me daba la gana, pero uno de los jefes de sector de la policía, el teniente Reinaldo, junto a los miembros del Partido Comunista de mi cuadra, determinaron que, por mi forma de vida, yo era proclive al delito. Me hicieron entonces un expediente donde se advertía sobre mi peligrosidad y me llevaron a los tribunales en poco tiempo”.
Con 27 años de edad, Miriam fue condenada a cuatro años de privación de libertad en la Prisión Occidental de Mujeres. Cumplió su sanción y en el año 1996 fue puesta en libertad. Sin embargo, al llegar a su casa vio que esta estaba ocupada por una familia desconocida.
“Comencé a reclamar mi casa en la Dirección Municipal de la Vivienda y en el Poder Popular, pero la explicación que me dieron para no ocuparse del asunto fue que yo era una sancionada por la ley. La presidente del Poder Popular Municipal, una tal Susana, me dijo que mi caso no tenía arreglo, que me fuera para un albergue y que luego consiguiera un lugar permanente para alojarme y vivir de ahí en más”.
Miriam Castañedo Morales, asegura que no: no cuenta ni quiere ningún albergue. Hoy se gana la vida trabajando en una zapatería. Su oficio lo aprendió en la prisión de mujeres con mucha voluntad y dedicación.
“Hasta que no me devuelvan mi casa, seguiré en la calle con mi cartel. Quiero seguir reclamando el derecho que se me quitó al ser juzgada y enviada a prisión sin siquiera haber cometido algún delito”.
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