“Es verdaderamente inaudito”, se queja Ernesta, residente en la barriada de Lawton, quien llega a la agencia Fincimex de Miramar a indagar por su dinero.
Cuenta Ernesta que ha visitado el sitio varias veces esta semana, esperando que le confirmen la llegada de un dinero enviado por su hermano radicado en Suiza.
“La dichosa transacción no acaba de entrar. No sé cuánto más tengo que esperar. Me puso el dinero el 12 de septiembre y parece que se ha perdido por el ciber espacio, en una especie de agujero negro”.
Fincimex es la agencia cubana encargada de entregar tarjetas de débito. Ha sido muy utilizada tanto por cubanos residentes en el exterior, como por ciudadanos extranjeros para enviar remesas a amigos y familiares en Cuba, pero en los últimas semanas no vive su mejor momento.
“Este sitio usualmente está repleto, pero ahora, como no se están entregando nuevas tarjetas por falta de insumo, no hay mucho trabajo”, cuenta una funcionaria que atiende al público, supliendo a la recepcionista oficial asignada.
“¿Qué es el insumo?”, pregunta una anciana que acaba de entrar a la oficina con intención de obtener una tarjeta.
La funcionaria le explica que el insumo es la materia prima para confeccionar las tarjetas. La anciana sigue sin entender. “Mi hija, que vive en Alemania, me dio esta dirección para que solicitara una tarjeta y he tenido que coger dos guaguas llenas y caminar medio kilómetro más hasta aquí. Todo para nada”.
Con ánimo de calmarla y para que no vuelva a realizar el trayecto otra vez, la funcionaria le anota en una papel el número telefónico de la agencia y le explica que los envíos de dinero son realizados desde cualquier parte del mundo a través de internet, en sitios como aisremesascuba.com, barrigroup.com o transferzero.com, entre otros. En ese momento una llamada telefónica desde Israel interrumpe la explicación.
“Era un cliente que preguntaba el porqué del retraso de un envío realizado a su hija la semana pasada”, me explica la funcionaria, quien de manera cortés, explica que la demora no depende de Fincimex.
“Cuando la transacción llega a Cuba, enseguida lo ponemos en la tarjeta del cliente», agrega.
Otra queja telefónica, también por demora de un cliente poseedor de una tarjeta American Internacional Remesas (AIS), recibe la misma respuesta. Esta vez, el cliente parece no aceptarla. La funcionaria le explica:
“Es que ahora Sendvalu tiene un intermediario local, que es quien recibe el dinero, y lo expide a Fincimex. Antes, la entrega era directa y rápida. Ahora está demorando hasta 10 días hábiles, pero no puedo explicarle la razón”.
La oficina Fincimex está otra vez vacía. La funcionaria en labores de recepcionista se aburre, juguetea con un lápiz y hace ceritos en una hoja de papel hasta que llega otro cliente, agitado y sudoroso, a solicitar una tarjeta para recibir dinero de un familiar desde Italia. Se escucha nuevamente:
“No se están entregando tarjetas por falta de insumos. Llévese el número de teléfono de la agencia para que no haga el viaje en balde. Anote los sitios de Internet por donde su familia puede enviarle el dinero”.
El recién llegado le pregunta las razones de la falta de insumos y la funcionaria responde como una autómata:
“El país atraviesa un momento difícil y hay que esperar que se restablezcan las condiciones de unos meses atrás. Nosotros quisiéramos hacerle tarjetas a todo el mundo y que todos reciban dinero por tarjetas, pero ahora existen problemas económicos. No queda más que esperar».
Frente a la pregunta de hasta cuándo se verá afectado el servicio, la respuesta no es otra que:
“No puedo decirle la fecha exacta. Llame en los próximos días a este número y le informaremos si hay novedades».
Otra vez suena el teléfono y esta vez es una llamada desde Francia, de un cubano que ha enviado dinero a su madre y todavía no ha llegado a Cuba. La explicación de que el nuevo intermediario local es el culpable sugiere que esta agencia ya no es totalmente segura y confiable como solía serlo.
El colmo de los colmos es el lema del servicio: Para nosotros incluso el mejor servicio nunca es suficiente.
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