Hace algunos días la policía sancionó con una multa de 6000 pesos cubanos (225 CUC aproximadamente) a un músico ciego que, instalado en una de las tantas calles de La Habana Vieja, se gana la vida con su guitarra y sus muñecos.
El señor Arsenio Peña Blanco, dice que ha denunciado la injusta reprimenda en los tribunales no sólo de la Fiscalía General de la República, sino también del Poder Popular y del Consejo de Estado, pero hasta el momento nadie le ha hecho caso ni informado sobre algún progreso en su causa.
“Gracias a Dios que el pueblo me ayuda y los cubanos son solidarios. Me pregunto por qué en este país el arte callejero es tan reprimido. La policía me bota de todos lados, ya no sé dónde ponerme realmente. Soy ciego, tengo una familia que mantener y hasta la chequera me quitaron porque dicen que yo puedo trabajar en otra cosa”.
El llamado arte callejero solamente es permitido en el casco histórico de la capital, zona exclusiva por la fuerte concentración turística y su demanda. Allí abundan los trovadores, dibujantes, payasos, rumberos y hasta las cartománticas prediciendo el futuro al viajero que sienta curiosidad por su destino. Los permisos de trabajo se conceden en la Oficina del Historiador de la Ciudad, dirigida por el mundialmente conocido señor Eusebio Leal.
“Eusebio Leal no me quiere dar el permiso de trabajo porque dice que lo que hago no es arte, sólo chapucería. En septiembre mi pequeña hija cumplirá los quince años… ella siempre me acompaña a todos lados, pero con la multa que me pusieron, no podré siquiera tirarle una foto para el recuerdo”.
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