En abril de este año Cuba dejó de apellidarse Castro. Por primera vez desde el triunfo de la Revolución, un hombre de otra familia ha ocupado el puesto de presidente del país. Sin embargo, las expectativas de cambio entre la gente de la isla son escasas.
Quizás fue por su discurso de inauguración, en que dejó claro que “Raúl Castro Ruz, como
Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación” y que “no habrá espacio para quienes
aspiran a una restauración capitalista”.
O quizás porque la ilusión ha muerto durante el mandato de Raúl Castro, para el cual tanto
se esperaba y tan poco cambió. Las frases de Miguel Díaz-Canel significan poco o nada
para quien conozca los últimos años en Cuba; Revolución, socialismo, patria, momento
histórico, vanguardia política…, son palabras y expresiones anacrónicas tan vacías que ya
no tienen impacto alguno en la sociedad cubana. Las reformas de Raúl Castro estos últimos
años han demostrado que es posible permitir cierta libertad económica sin ceder ni un ápice
en la libertad política y social, y conservando el sistema patriarcal en el que los hombres,
Castro o no, siguen ostentando los puestos de poder. Nada lleva a pensar que las cosas ahora
puedan ser diferentes.
En este número, un periodista y un economista cubano reflexionan en sendos artículos sobre
la figura de Díaz-Canel y los retos que se presentan en el futuro de Cuba. Además, Yanelis
Núñez, organizadora de la #Bienal00, la primera bienal independiente del Estado que se ha
celebrado en Cuba, nos cuenta en una entrevista cómo se desarrolla el arte libre en la isla;
¿tendrá más espacio con el nuevo presidente?
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