Orlando Márquez anunció públicamente su renuncia al cargo de vocero oficial del Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, y a su condición de Director de Palabra Nueva, revista auspiciada por la misma arquidiócesis.
Coincidencia o no, fuentes anónimas aseguraran además que el Cardenal ha comenzado su retiro hacia el vetusto edificio del antes Semanario de San Carlos y San Ambrosio. El mismo aseguró en una entrevista con Martí Noticias que su retiro obedece a razones estrictamente personales, aunque terminó explicando:
«Creo en la necesidad de los cambios y las renovaciones. Considero que ha llegado la hora de apartarme para que otros continúen la obra, según sus posibilidades, experiencias y vivencias, confiado en que siempre será al servicio de la Iglesia y de los lectores, desde los valores de la verdad y la caridad».
Martí Noticias es considerada por la dirección política comunista cubana como el núcleo de injerencia norteamericana a través de los medios de comunicación, y representa en sí misma una constante agresión a la soberanía nacional.
En cualquier caso, estos cambios forman parte de una ola de renuncias que ya viene produciéndose en el ámbito eclesiástico desde hace tiempo: Lenier González y Roberto Veiga, responsables de Espacio Laical, una de las actividades esenciales del Centro Cultural Padre Felix Varela, se marcharon argumentando en un primer momento los mismos motivos que el Cardenal. En contraposición, Dagoberto Valdés, director de Vitral, revista católica pinareña, debió abandonar su trabajo dadas las presiones gubernamentales y sin hacer declaración alguna contra la Iglesia Católica. Quizás aquí esté la clave.
Tiempo después de su partida, Lenier aportó al respecto más de información para el periodista brasileño Alexei Padilla, la cual se publicó en el Diario de Cuba el pasado 7 de enero:
“Una mayoría de las estructuras institucionales de la Iglesia Católica cubana no estaba de acuerdo con el diálogo político que el Cardenal Jaime Ortega impulsó con el régimen de Raúl Castro a partir de 2010. El proceso de diálogo que se inició en ese momento polarizó políticamente a la Iglesia. Los detractores del acercamiento entre la Iglesia y el régimen consideraban que con ese tipo de diálogo la Iglesia no ganaba nada”.
Con la renuncia de Orlando Márquez ya confirmada, y el inminente retiro de Ortega, se presagia un clima diferente al del perdón o la misericordia esgrimidos por el catolicismo ante el poder omnímodo del liderazgo comunista en Cuba. El propio renunciante así lo escribió el 21 de octubre de 2015:
“Se trata de remover definitivamente las restricciones que frenan el trabajo de las instituciones religiosas para que las visitas del Papa Francisco u otros acontecimientos de importancia, por ejemplo, no sean un paréntesis en la vida nacional.”
¿Razones estrictamente personales? Podrían ser ellas y muchas otras más.
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