La fotografía siempre fue vista por mí como un hobby, pero uno muy querido, de esos que con el tiempo sabes que se pueden convertir en pasión. Luego que el tiempo pasara y de que me graduara de Licenciado en Comunicación Social, la fotografía, más que pasión, pasó a ser una herramienta de trabajo y así me ha hecho compañía durante mi vida como profesional y como activista. La oportunidad de estudiar el fotoperiodismo en Praga ha sido única y hermosa y sobre todo me ha demostrado que la gran foto no existe si no encierra sentimientos y expresión; uno puede tener mucha técnica pero si no logras capturar con el lente el alma de lo que quieres transmitir toda la técnica es en vano y eso lo aprendí de la mano de un gran profesor, admirado por muchos por su labor en los tiempos de transición en Praga, el fotógrafo Pavel Hroch. Hoy en día en Cuba se hace necesaria la presencia del foto-reportero, no solo ese que busca la inmediatez de un suceso, sino el que a través de la fotografía propone un análisis profundo de la realidad que lo circunda y he ahí donde se ve la importancia de esta preparación. Mi país se encuentra en una etapa de constante transformación y de la misma manera en la que en un futuro se pueda tener una idea de lo que hoy en día está pasando mediante la lectura de los artículos que hoy se escriben, creo que a través de la imagen esta realidad también se pueda contar, mi anhelo entonces es poder, mediante la fotografía, reflejar la realidad que me circunda despertando emociones en las personas, y que estas se encuentren dentro de mi trabajo.
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