Cuba, el país de las musarañas

En Cuba la crisis existía mucho antes del inicio de la pandemia, meses atrás una cubana relataba:

¿Qué trabajo necesita tener un cubano para alcanzar la decencia soñada? Ese trabajo en Cuba no existe.

Los cubanos ya hemos comprendido que no somos un país que “maneja solo”, como muchos dicen, yo diría sencillamente que ni siquiera se maneja. En cualquier lugar del mundo la gente que tiene un trabajo vive bien, o por lo menos vive decentemente, y yo pregunto: ¿Qué trabajo necesita tener un cubano para alcanzar la decencia soñada? Ese trabajo en Cuba no existe.

 

Somos un país en el que los que están a cargo son una banda de malandros, negociantes que buscan sacarle partido incluso a la manera que respiras o te ríes. Gente que necesita saber todo de ti desde el momento en que naces, para asegurarse de que no eres una posible amenaza para su imperio traidor de las más justas y puras ideas de libertad y lucha de nuestros antepasados. Estos peces gordos que se pasan de ridículos a la hora de proponer la “siembra de avestruz” para la alimentación del pueblo, mientras ellos gozan del privilegio de sentarse en los mejores restaurantes a comer lo que les plazca, seguramente gratis. Allí los atienden una decena de esclavos de la ignorancia y la costumbre, gente humilde y sencilla, trabajadores de a pie que ven perdida con ellos la propina del día.

 

A la vez, estos gorilas de cuello blanco distienden sus barrigas y te lanzan a la cara lo coyuntural” de la situación y como salmo trillado escuchas una y otra vez la cantaleta del criminal recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos. Uhm, ¿en serio otra vez con ese cuento? Carajo, cuando voy a pedirte una licencia sin sueldo porque tengo a mi madre postrada en una cama me dices que no. Cuando vivo en una casa en peligro de otro derrumbe y te pido ayuda, me dices que no. Mientras tanto, todos los funcionarios de la vivienda municipal presumen de sus joyas de oro, las más caras del mercado.

 

También te puedo poner el ejemplo de cuando me prohíbes salir de mi casa, porque pienso diferente a lo que tu impones que piense o me vea distinto, conforme a tu prototipo machista y conceptual de lo que quieres que sea. Dime, coño, si todo esto es culpa de los americanos y del dichoso bloqueo, que hace más de 20 años que escucho la cantaleta.

 

¿Coyuntural? Pues si, es posible que se haya roto hace mucho tiempo la coyuntura de lo correcto, lo justo, lo moral, la verdadera esencia de los seres humanos 

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