Cuatro caminos un mercado sin opciones

Nunca vas a sentir la presión del demasiado, donde todo es tan poco que no tienes mucha tela por donde cortar. Pues nada, que como ya es costumbre y realidad en Cuba, el hecho es desvestir un santo para vestir otro.

 

Hacer compras en Cuba no es lo más estresante del mundo si llevas en mente qué es lo que buscas y si cuentas con presupuesto para ello. Vas a tener tan sólo unas pocas opciones de cada producto, tampoco es que si vas buscando un jabón te vayas a encontrar con una gama de ofertas y precios, como en la mayoría de los supermercados del mundo, que puede provocar dolores de cabeza con una mezcla de colores, marcas y calidad, donde muchas veces ni siquiera escoges lo que fuiste buscando.

Los productos abarrotados en Cuba son aquellos que los bolsillos no pueden pagar o son otros que, de tanto tiempo en almacenes, han perdido la calidad, lucen descoloridos, o se pueden incluso romper mientras te lo pruebas, en el caso de las prendas de vestir. Nunca vas a sentir la presión del demasiado, donde todo es tan poco que no tienes mucha tela por donde cortar. Pues nada, que como ya es costumbre y realidad en Cuba, el hecho es desvestir un santo para vestir otro. Con la nueva apertura nada exitosa del mercado de cuatro caminos en La Habana, las otras tiendas antes reconocidas por la variada oferta de productos quedaron vacías, el espectáculo de encontrar las vidrieras llenas de polvo y las vendedoras conectadas al teléfono, con la seguridad de que no aparecerá ningún cliente, te deprime, pues no hay opción de compra y venta.

Cuando nos parece increíble que en países del primer mundo escuches a la gente quejarse por la mucha variedad, pues sí pasa, que en mercados con miles de caminos te encuentras en la disyuntiva de qué comprar y si es de verdad necesario tanto protocolo y derroche, de embarradas ofertas creativas, o vomitivas, cada una con una presentación mejor, provocando el estrés ya crónico de la ciudadela consumista. Mientras los cubanos seguimos en la unilateral oferta de solo cuatro caminos, sin ni siquiera estar seguros de cual tomar.

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