Historias de bufones en el palacio

Cuando hablamos de cinismo, desprecio, ironía y burla, a la mayoría de los cubanos nos viene a la cabeza la ya acostumbrada forma de reaccionar de la impopular legión en cada organismo gubernamental de la isla. Cuando vives en Cuba y te acontece alguna desgracia, ya sabes que tienes que estar preparado para que te ocurran cosas sorprendentes, ya que no tienes un seguro, nadie va a prestarte dinero, pues nadie tiene, y, sobre todo, el gobierno no moverá un dedo para ayudarte, sino que será el sepulturero de tus sueños y la peor de tus pesadillas.

Cualquiera de las siguientes cosas podría sucederle a cualquiera en cualquier parte del mundo, lo curioso es que, en Cuba, el absurdo, la burla, el desprecio y el cinismo, llegarán a límites nunca vistos, como a continuación presento las siguientes historias reales.

– Maritza llevo a su hijo al médico por una intolerancia a la leche de vaca, el galeno le recomendó comenzar a darle yogurt, pero sucede que viven en un municipio donde no se otorgan dietas de esta índole, por lo que Maritza se dirigió al Ministerio de salud pública. Después de plantear su caso, la respuesta que recibió por parte del sujeto a cargo es que, por falta de petróleo, un camión no podía llegar a ese municipio alejado de la capital sólo por el yogurt de su hijo, además, le aconsejó darle en la mañana azúcar crudo con agua, ya que según él, esa era una bebida bien saludable para el niño y refrescante para el intestino. Primera respuesta donde empieza la agonía para esta madre que observa la sonrisilla cínica del tipo a cargo de la salud de su hijo.
– Rubén, un obrero común con un salario mínimo de unos doscientos cincuenta pesos cubanos (10€), ha sufrido en su casa un desplome parcial. Ha ido a la asamblea nacional del poder popular y ha llevado fotos y vídeos de lo que ha ocurrido con su vivienda. La secretaria que le atiende, con el teléfono en mano y actitud molesta, le comenta de mala gana que ella lleva viviendo en un albergue veinte años, que no se haga ilusiones con que nadie le vaya a dar una casa donde vivir él, su mujer, su madre y sus dos hijos, Saúl de tres años y Mónica de ocho. Cuando lo atiende el funcionario encargado, le dice que ellos no tienen casa para darles y que debe hacer un esfuerzo, tratar de conseguir el dinero y reconstruir por sí mismos la vivienda, este es el absurdo en cuba, donde se supone que la vivienda está garantizada, decirle a la gente resuelva, que yo no tengo para ayudarte.
– Amelia es cocinera para una brigada de la construcción, ha llegado al trabajo como un día cualquiera, allí le han dicho que no se presente hasta nuevo aviso porque no hay petróleo para cocinar, que los trabajadores terminaran el trabajo a las 12 del mediodía para que puedan ir a su casa almorzar. Todo esto ocurrió sin previo aviso, como suele ocurrir todo en Cuba, donde la gente vive desinformada todo el tiempo y las peores desgracias te suceden en el momento menos conveniente. Amelia es el sostén económico en su casa sus padres, ya mayores, con su madre postrada en cama, deberá esperar pacientemente las medicinas, comida y necesidades básicas, hasta que a uno de estos jefes a cargo se les ocurra que debe volver.

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