Lo costoso del curso escolar

En Cuba, aunque la educación es gratuita, los recursos que necesitan los padres para que sus hijos asistan a la escuela resultan muy altos en comparación con los salarios que perciben.

Neuriyis es una madre soltera de dos niñas que han comenzado este año el primer grado. Cuenta que proveerlas de útiles y otros objetos básicos para el curso escolar sobrepasa con creces sus posibilidades monetarias.

Foto: Elio Delgado
Foto: Elio Delgado

“En el preescolar me gasté un dineral. La merienda de las dos me salía en quince cuc al mes, por ejemplo, sumados a eso está el regalo por el día del maestro, los materiales que pedían en las reuniones del grupo, el dinero para la pintura y el ventilador del aula. La cuenta se me fue por las nubes con los 325 pesos (quince dólares) que gano oficialmente como recepcionista de la empresa eléctrica. Ahora este año la cuenta se triplica: dos mochilas de veinte cuc cada una y dos nuevos merenderos, porque los del curso pasado se rompieron.

Otra madre que se jala los pelos intentando que sus hijos no falten al sistema educativo cubano es Mayra del reparto Flores, en el municipio Playa. Tiene un hijo en segundo grado, y otro, en cuarto. Asegura que el Estado da un solo uniforme para todo el curso, pero que los otros uniformes, que efectivamente se necesitan para la semana, hay que comprarlo a sobreprecio.

«Antes las prendas (saya, blusa, pantalón y camisa) valían cincuenta pesos cada uno, pero ya este año lo subieron a setenta y cinco. Total: el uniforme completo seis cuc. Y además pagarle a una costurera para que los arregle a su talla, porque no siempre se ajustan perfectamente a la medida. Para mí, que trabajo vendiendo flores en una tienda, es una renta. Todo lo que he ganado en el mes de julio y en agosto es para la escuela. Y todavía no me alcanza”.

Emilia, madre de Eva Lidia, de tercer grado, agrega: “También piden dinero para frazadas de piso y cubos. Y tenemos que comprar lápices de colores, crayolas, libretas, pegamento, presilladoras, para los trabajos de educación laborar que asignan en las tareas. Son muchos gastos. Las mochilas que cuestan veinte cuc, solo alcanzan para un curso o dos porque son de muy baja calidad. Además, aunque suene fuera de tono en este sistema, en las escuelas existe una competencia solapada entre los niños para ver quién lleva una mochila nueva, la más bonita, las de rueditas, etc. Esto no solo deprime a los padres que no pueden acceder a ellas, sino que frustra al alumno”.

“Y si el niño tiene alguna vocación especial, como danza o pintura, entonces la cosa se complica -dice Gisela, otra madre con una hija que anhela ser estrella de arte-. En estos casos el gasto adicional se excede: transporte hasta el teatro, otra merienda más, regalía a los profesores, vestuario. ¡Una locura!”.

La comida y la escuela son hoy en Cuba, sin duda, dos monstruos que se tragan los pesos de las ocho horas de trabajo diario. La educación en Cuba es gratuita sí, pero garantizarles todo lo complementario que exige asistir a un curso escolar es, la mayoría de las veces, imposible.

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